Agüero y Finnbogason los autores de los goles

Ni el dominio mayúsculo durante el segundo tiempo después de un primero nefasto defensivamente fue suficiente para que los argentinos, con un valor diez veces superior al de los islandeses, acabara con su resistencia para dar la primera gran campanada mundialista.

Argentina salió dispuesta a demostrar sus credenciales. Los de Sampaoli tomaron la iniciativa del juego desde el comienzo, en gran parte por la renuncia del rival. La revelación de la pasada Eurocopa se desentendía del balón y se aferraban al juego directo, juntando líneas cuando tocaba defender y atentos a las coberturas cada vez que Messi recibía.

Como es lógico cuando se cuenta con el mejor del mundo -más aún en un equipo desequilibrado- todas las acciones iniciales pasaron por el ‘10’, más enganche que nunca en el Spartak Stadium por detrás de Agüero. Todas las jugadas ofensivas pasaban por sus pie, como dos jugadas a pelota parada que ni Otamendi ni Biglia atinaron a rematar en condiciones.

Pero la capacidad arriba de la albiceleste contrasta con las lagunas defensivas. Un lío entre Rojo y Willy Caballero a punto estuvo de terminar en gol vikingo si el remate de Bjarnasson con toda la portería a su favor no hubiera rematado de manera defectuosa. Era la primera vez que pisaba el área argentina con peligro y la oportunidad no pudo ser más clara.

Lv

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