Nacido en Santiago del Estero y educado como médico pediatra, Oscar Herrera Ahuad se transformó hoy en el cuarto gobernador de Misiones que asume bajo el sello del Frente Renovador de la Concordia, un frente político creado en 2003 y que, desde entonces, gobierna en la provincia y en casi todos sus municipios.
Actual vicegobernador, Herrera Ahuad (47 años) alcanzó el cargo luego de su tarea como ministro de Salud en la segunda gestión de Maurice Closs (2011-2015) como gobernador, cartera con históricas dificultades para la provincia y en la que se le reconoce haber desempeñado un sólido trabajo.
Aunque no es nativo de Misiones, se radicó de chico en la pequeña localidad de Puerto Rico, donde creció bajo la tutela de sus tíos a orillas del río Paraná, en el límite con Paraguay.
Lejos del típico recorrido de la política partidaria, Herrera estudió Medicina en la Universidad Nacional del Nordeste en Corrientes para luego comenzar a trabajar de residente en el Hospital Samic de El Dorado.
Su progreso como profesional lo llevó a ser nombrado director del Hospital de San Pedro y Director de Zona Noreste de Salud VI en Misiones, antes de ser ministro de Salud.
Su estilo de trabajo ejecutivo pero cercano con la gente terminaron por delinearle un perfil similar al del gobernador Hugo Passalacqua, lejos de la idea de político como figura inalcanzable o al que solo se lo ve en actos de protocolo y corte de cintas.
A partir del 10 de diciembre será el quinto período de un mandatario electo bajo el signo del Frente Renovador de la Concordia (FRC), espacio nacido de una hábil maniobra política del ex gobernador y actual presidente de la cámara de Diputados provincial, Carlos Rovira.
Entonces intendente de Posadas, Rovira sucedió en el cargo al gobernador Ramón Puerta en las elecciones de 1999, quien era su aliado político y compañero de PJ.
Sin embargo, la lectura de un nuevo escenario político a nivel nacional llevó a Rovira a abrazar la «transversalidad» que promulgaba el ex presidente Néstor Kirchner y, para las elecciones de 2003, se separó del PJ y formó el FRC, al que convocó a Closs, entonces líder de la juventud radical y uno de los senadores más jóvenes de la historia con apenas 36 años.
Con una oposición dividida entre PJ y la UCR -que no convalidó la decisión de Closs- Rovira ganó las elecciones con un contundente 47,94% de los votos, por delante de Puerta (33,10%) y de Pablo Andersen (13,55%), de la UCR.
Impedido por mandato legal, pero envalentonado, Rovira convocó a una Convención Constituyente para reformar el artículo 110 de la Constitución provincial, que le impedía la reelección indefinida.
Sin embargo, el 29 de octubre de 2006 las elecciones de convencionales le fueron esquivas y la lista que se oponía a la modificación, liderada por el obispo emérito de Puerto Iguazú, Joaquín Piña, triunfó en las urnas al quedarse con 20 de los 35 cargos en disputa.
Aquel paso en falso parecía significar un golpe letal para el FRC, que debía afrontar las elecciones a gobernador al año siguiente; pero no fue así. La división del PJ opositor que presentó dos listas -una que respaldaba al Frente para la Victoria de Cristina Kirchner, con Pablo Tschirsch, y otra que llevó a Puerta- le permitieron a Closs quedarse con la gobernación a pesar de tener menos votos (38,40%) que sus dos contrincantes sumados (28,61% y 15,74% respectivamente).
Desde entonces el control del FRC de la provincia ha sido total: triunfó en las elecciones de 2011 con un histórico 75,05% de los votos y en las de 2015 con el 63,78%, cifras que, apalancadas con la Ley de Lemas, le dieron más de dos tercios de la Cámara de Diputados y el gobierno de 76 municipios.
Esta vez le tocará a Herrera Ahuad -segundo médico en ocupar el cargo de gobernador después del radical Ricardo Barrios Arrechea en 1983- continuar el legado de un partido provincial que ha logrado superar la influencia del PJ, la UCR e, incluso, de Unidad Ciudadana.
En 2023, cuando termine su mandato, se cumplirán 20 años de hegemonía provincial de un partido que, según dijo el propio candidato, excede la influencia nacional y es «nuestro espacio del verdadero gen misionerista».