Desde hace un lustro Martina Tupi Saravia -hija de Facundo Saravia y nieta de Juan Carlos Saravia, músicos de Los Chalchaleros– es reconocida en las redes sociales. Empezó a cosechar su fama en 2015 cuando inició su recorrido por el mundo, exhibiéndolo para sus seguidores. Hoy, a los 25 años, cosecha 292 mil followers en Instagram y ya conoció más de 30 países.
Allí, al igual que el resto de sus colegas, la vida de Tupi asoma como ideal: en sus posteos el sol brilla siempre y los platos de comida que saborea, típicos de cada destino, son perfectos. Pero ella misma se encarga de aclarar en sus historias que los posteos llevan mucha edición.
Por esto mismo en las últimas horas se convirtió en tendencia en las redes por un detalle que se repetía en muchas de sus imágenes: las nubes que decoran el cielo se repiten en serie, en distintas fotos de destinos paradisíacos.
Esta circunstancia llamó tanto la atención que llegó a Europa. El periodista británico Mat Navarra delató a la blogger argentina: «Esta influencer viajera tiene las mismas nubes en todas sus fotos «, señaló, en un tuit que generó un sinfín de comentarios.
Sin embargo, esta licenciada en Publicidad no se lo tomó a mal, y se sinceró con sus seguidores. «Después de la tremenda repercusión que tuvieron mis hermosas nubes me gustaría explicar un par de cosas. Hace un año que descubrí Enlightquickshot, una app que ofrece diferentes cielos. Agregar las nubes para mejorar la composición no cambia la esencia de las fotos», escribió, cuando la polémica sobre sobre el cielo de Saravia y el mundo irreal que muestra en Instagram ya estaba instalada en el universo 2.0. Incluso, muchos usuarios le dedicaron distintos memes.
Cualquier parecido con la realidad… «Yo en realidad no soy tan alta», cuenta Tupi en diálogo con Teleshow, explicando que usa un lente angular para registrar la belleza de los paisajes visitados que, como consecuencia, le aporta algunos centímetros extra. «Pocas veces uso Photoshop, solo para un granito -agrega-. Retocar cada foto no me lleva más de cinco minutos, por eso a veces quizás ni me fijo la nube que puse, y me queda así».